lunes, 28 de marzo de 2011

Estirando el metro.

Llevamos sufrido varios estiramientos en el metro de medir radioactividad y en el de medir los propios accidentes nucleares en estas dos semanas.

- El primer estirón que le dieron al metro de medir la radioactividad fue la semana pasada, cuando la autoridad japonesa responsable de la energía nuclear, en comandita con la empresa propietaria de los reactores, decidieron subir el límite máximo de radiación anual que puede recibir un trabajador de una planta nuclear desde los 50 mSv hasta los 250 mSv. Ellos lo que anunciaron es que subían este límite desde 100 mSv/año hasta 250 mSv/año, pero olvidaron explicar que el límite normal son 50 mSv/año y duplicarlo hasta un máximo de 100 mSv/año es lo que dicen los protocolos que se puede hacer en un caso como el de Fukushima, pero como ese límite apenas le dejaría unos minutos al día de estancia en la central, pues se lo fumaron y se inventaron otro.

- El segundo estirón es al que se viene sometiendo al metro de medir los accidentes nucleares. La escala existente va de 1 a 7, y estamos ante un incidente de nivel 7 con posibilidades de aumentar aún más. La receta de la Empresa Tepco, de la IAEA y del gobierno japonés es mentir en el grado del accidente, ignorando la cantidad de radiación vertida en cada uno de los reactores. Verter cientos de miles de Becquerelios convierte un accidente en nivel 7. Fukushima ha vertido ya millones de becquerelios desde cada uno de los cuatro reactores siniestrados. Sobran motivos para calificar este accidente como 4 accidentes de nivel 7. Claro que sigo pensando que en este caso lo que van a estirar es el metro de medir accidentes, lo convertirán en una escala de 1 a 10 y Fukushima será un nivel 8 o un nivel 9, dependiendo de cuando tarden en empezar a ponerle solución.

- El tercer estirón del metro de medir es al metro de medir radioactividad en los alimentos. La UE, nuestros gobernantes europeos pretenden duplicar la cantidad admisible de radioactividad en los alimentos, de forma que las lechugas radioactivas que no se pueden comercializar ahora mismo en Tokio sí se puedan comercializar en Europa. El límite máximo actual está en 600 becquerelios por kilogramo de comida, ya se cuadruplicó éste límite desde Chernóbil, cuando prefirieron no machacar demasiado a los productores a costa de aumentar el número de cánceres entre la población. Ahora están hablando de elevar ese límite hasta los 1.250 becquerelios de Cesio-134 y de Cesio-137.

Pues eso, que le debía un homenaje al nombre del blog, quizá con esta entrada quede cumplimentado. Después vendrá a insistir algún experto en que el metro se define por nosécuantas longitudes de onda de noséqué elemento en noséqué condiciones. No le creáis. El metro es de goma, se estira o se encoge en función de qué se quiera medir, decidiendo de antemano la medición oportuna a obtener. Así avanza la ciencia.

2 comentarios:

  1. Que se dejen de historias y
    saquen ya la cura contra el cáncer.

    Nos van a envenenar a todos.

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  2. Saludos,
    Vuestro permiso para reproducir una hoja vuestra con enlace a esta pagina.
    Verlo en:
    http://resumenesdesdefukushima.blogspot.com/2011_03_01_archive.html
    Silencio=Aceptación
    Enojo o amenazas a =tsa.org de gmail y sera retirado ipso-facto ( o nó )

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